Distanciamiento personal y comunicación

Durante la crisis de la Covid-19 usamos palabras como pandemia, epidemiólogo, confinamiento, distanciamiento social. Pero también telebrabajo, videoconferencia, webinar, evento web, exposición virtual, demo online, formación online, compra online… y un sin fin más actividades a las que podemos añadir «online» detrás.

Lo cierto es que lo conocíamos. Ya antes podíamos apuntarnos a un curso en una plataforma de elearning, conocíamos a alguien que trabajaba desde casa y comprábamos algunas cosillas online. Pero esto se disparó de la noche a la mañana. En España pasamos de un 5% a un 34% de teletrabajadores sin solución de continuidad. De repente millones de personas estábamos trabajando en casa, reuniéndonos por Teams o Zoom, chateando por WhatsApp a todas horas y comprando en la red como primera (o única) opción. Lo que parecía que iba a tardar años en implantarse se ha hecho cotidiano y parece que ha venido para quedarse. En numerosos casos se han desvanecido miedos como a la presunta caída de productividad del teletrabajo. Muchos nos hemos dado cuenta (por obligación) de que el modelo de trabajar desde casa funciona razonablemente bien y se puede aplicar en muchas más actividades de las que imaginábamos.

Esta nueva situación afecta de forma importante a la comunicación. Las entidades (empresas, instituciones, profesionales) han visto como muchos de sus canales habituales de comunicación se han dificultado, cuando no resultan inviables. Y más en un país en el que forma parte de nuestra cultura «quedar» personalmente para tratar los asuntos, compartir una comida o tomar algo. Se han reducido considerablemente las visitas comerciales, demostraciones, cursos, pero también exposiciones, conferencias, espectáculos de cine, teatro, música o deporte, por no hablar de tiendas y centros comerciales, eventos, ferias y un largo etcétera. En muchas ocasiones la única alternativa es llevar estas actividades al modo «online», siempre que sea posible.

En Virtual&Civán nos dimos cuenta pronto de estos cambios, cuando los primeros días de confinamiento se multiplicaron las demandas de clientes para poner en marcha servicios en la red. La actividad que hasta entonces se prestaba de forma presencial ahora había que desarrollarla en remoto o no hacerla. La tendencia a producir materiales audiovisuales para distribuir en webs, apps, redes sociales, webinars y otros canales digitales se ha acelerado de forma importante, y en general ha pasado lo mismo con la demanda de contenidos de todo tipo: texto, imágenes, infografías, presentaciones PowerPoint, etc. Si no hay posibilidad de ferias ni congresos presenciales debemos llevar los encuentros al espacio virtual, y tenemos la necesidad de dominar y saber usar estos medios, pues son la oportunidad que tenemos ahora para seguir haciendo llegar nuestro mensaje a la audiencia / clientes. Los profesionales de la comunicación estamos trabajando duro para cubrir estas nuevas necesidades, y el reto es, como siempre, suscitar el interés, transmitir la información de forma amena y eficaz usando en cada caso los medios adecuados y asegurando la inversión de nuestros clientes. Un desafío apasionante y una gran oportunidad para las empresas y entidades que afronten el cambio con decisión y una estrategia bien trazada.